Un par de jóvenes de una pequeña provincia en Argentina nos dan el ejemplo de que el que quiere estudiar no tiene obstáculo lo suficientemente grande que no pueda superar.
La vida no se cansa de sorprendernos al mostrarnos cada día nuevas historias conmovedoras que nos electrizan el alma. Este dúo de hermanos lucha contra la adversidad que su entorno les presenta, pues su sueño es ser profesionistas y sacar adelante a sus ya cansados padres.
Nuestra historia se sitúa en la comunidad de Santa Elena, pequeño municipio del distrito Feliciano de Entre Ríos, los protagonistas, Arnaldo y Santiago Seguí, viven exactamente en el paraje El Colorado, una zona rural que queda un poco lejos de la más cercana instancia universitaria.
Tanto Arnaldo como Santiago deseaban recibirse de profesores, pero sus oportunidades de estudio superior eran casi nulas, pues la única opción que tenían era montar a caballo y cabalgar durante horas para poder cursar una carrera.
A ellos no les importaron ni las burlas, ni el largo trayecto que tenían que hacer cada mañana y cada tarde, ni las pésimas circunstancias que les ofrecía el clima y el camino, lo único que a ellos les importaba y deseaban con todas sus fuerzas era superarse como personas.
Durante todo el tiempo que duraron estudiando en el Instituto de Educación Superior Santa Elena -IESSE-, recorrían 30 kilómetros, 15 de ida y 15 de regreso, aunque estuvieran bajo las fuertes temperaturas del sol lloviendo o lloviendo, lo que provocaba que se enfermaran de gripe o bronquitis muy seguido, ellos nunca se rindieron, ni dejaron de asistir a la escuela. Aunado a su extraordinaria labor como estudiantes, cada tarde le ayudaban a su padre y madre en el trabajo, ya que ellos se dedicaban a vender leña.
“La han luchado mucho para llegar hasta acá. Los papás vendían leña y ellos siempre hacían chambitas en el campo para poder ayudar a sus padres y solventar sus estudios”, comentó en Facebook una tía orgullosa de sus sobrinos.
El señor Seguí, padre orgulloso de sus hijos, visitó su viejo y humilde clóset, de entre sus camisas desgastadas por los años y el trabajo, sacó del fondo su camisa favorita, pues como todo hombre de campo hay que rendir respeto para los emotivos festejos, su par de hijos después de años de lucha por fin se habían graduado.
Ambos lograron terminar su carrera en la misma semana, Arnoldo de profesor de Educación Física y Santiago de profesor de Biología. Todas las personas que fueron cómplices de esta impresionante hazaña, no tardaron en manifestar su alegría brindando testimonio en las redes sociales.
“Su padre es peón rural y Santiago era el abanderado del Instituto”, mencionó María Daniela Cabrera, ex docente de Santiago.
“Quiero saludar especialmente al alumno, ahora colega, profesor Arnaldo Seguí, que acaba de rendir su última materia del PEF. Una historia escolar especial y representativa de quienes, viviendo alejados en el campo, han tenido la oportunidad, la tenacidad y la constancia de estudiar hasta asistiendo a la escuela a caballo”, relató en su cuenta Marisa Gamarra, rectora del IESSE.
La profesora Fabiana García, entre llanto y risas le decía a su alumno al terminar su última clase de la carrera: “¿Te acordás, Naldo, cuando en 2016 llovió un mes y te venías a caballo? Y que no me contestabas porque te ganaban las lágrimas, ¿te acordás?”, le continuaba diciendo la profesora conmovida.
No existen palabras para poder describir el emotivo abrazo que Santiago, el último de los hermanos en terminar sus estudios, le dio a su mamá, se abrazaban con tanta dicha y felicidad que fue imposible para todos los presentes no contagiarse de tan efusiva alegría. “Todo el esfuerzo te lo debemos a vos, mamá” le repetía al oído a su madre el conmovido hijo. Después vino el abrazo con su padre, aquí no hubo palabras, solo lágrimas, y fue igual de hermoso, igual de bello y especial.
Y por último la rectora escribió en sus redes, «el Instituto tiene muchos buenos alumnos, que cargan con sus propias historias de vida, historias cargadas de sacrificios, de dolores, de angustias, e incertidumbres, de comienzos y de culminaciones, de miedos, de renuncias y tristezas, pero también cargan historias de esperanzas, de sueños, de proyectos, de ganas, de ansiedades, de horas de insomnio haciendo trabajos y estudiando. Hoy el IESSE tiene sentido, más sentidos de los que podemos expresar en papeles”.
El abrazo entre estos dos valientes hermanos describe todo el padecimiento que vivieron y que todo lo que pasaron, que al final, tuvo su recompensa.
No cabe duda que como estos dos jóvenes lucharon y alcanzaron sus sueños, nosotros también podemos, no te rindas si la vida se te muestra complicada, si buscas y peleas, siempre podrás encontrar el camino que te lleve a la felicidad.