• Mar. Abr 1st, 2025

El naufragio de petroleros rusos desata alarma ambiental en Crimea

Naufragio de petroleros rusos amenaza con una catástrofe ambiental en el Mar Negro

Dos petroleros rusos, el Volgoneft-212 y el Volgoneft-239, naufragaron el pasado domingo en el estrecho de Kerch, cerca de Crimea, tras una fuerte tormenta. Ambos buques, que transportaban un total de 62,000 barriles de crudo, comenzaron a derramar combustible en el Mar Negro, según informó el gobierno de Moscú. Las autoridades rusas han señalado que la fuga de petróleo podría convertirse en una de las mayores catástrofes ambientales de los últimos años en la región. Equipos especializados trabajan para evaluar los daños ecológicos mientras una marea negra avanza hacia las costas de la isla de Tuzla, amenazando ecosistemas locales y recursos naturales clave.

El desastre ha puesto en evidencia las vulnerabilidades de la «flota en la sombra» utilizada por Rusia para sortear sanciones internacionales. Con buques de más de 50 años y normativas de seguridad menos estrictas, los riesgos de accidentes como este se incrementan. El uso de embarcaciones fluviales en alta mar, denunciado por Ucrania, expone a la región a peligros ambientales a gran escala. El incidente ha movilizado a las autoridades rusas, incluido el presidente Vladímir Putin, quien ordenó la creación de un grupo de trabajo para coordinar las operaciones de rescate y mitigación del impacto ambiental. Sin embargo, la respuesta inmediata podría no ser suficiente para evitar las graves consecuencias ecológicas y económicas del derrame.

Este naufragio también destaca la creciente tensión en el estrecho de Kerch, una vía crucial para el comercio de grano y combustible ruso en medio del conflicto con Ucrania. Los ataques recientes al puente de Crimea han forzado a Moscú a depender más del transporte marítimo, lo que aumenta la presión sobre rutas clave y flotas envejecidas. Expertos advierten que, si no se implementan medidas más estrictas para regular estas embarcaciones, los países ribereños podrían enfrentarse a altos costos de limpieza y daños irreversibles en sus ecosistemas marinos.